La propuesta de De Rivero Bistró se arraiga en lo local. En lo auténtico. Con una filosofía fundamentada en llevar a la mesa los mejores productos directamente de la granja al plato, y con un énfasis especial en el cordero de raza katahdin, este lugar desafia prejuicios, cautiva, emociona, y sorprende.
Empecemos por lo importante, su carta. Es una carta diversa, en la que el ingrediente colombiano siempre dice presente. Desde uchuvas hasta tubérculos locales. Desde queso Paipa hasta duraznos de Sotaquirá. En cada bocado, hay colombianidad, sin ser un restaurante netamente de gastronomía colombiana. Pero sí es un restaurante que honra la riqueza culinaria y aprovecha la basta despensa del país.
La apuesta por lo local, lo fresco y lo sostenible en un proyecto como estos, suma. En un mercado donde la cocina a menudo se ve eclipsada por la figura del chef, aquí permiten que los productos brillen por sí mismos. No buscan importar ingredientes exóticos para sorprender, sino respetar y realzar lo que ya está presente en nuestra tierra.
Como buen bistró, en De Rivero Bistró se esfuerzan por ofrecer una experiencia gastronómica completa para toda la familia, a precios accesibles que desafían las expectativas del sector gastronómico de Bogotá.
La historia
La experiencia en el sector gastronómico en Europa de sus fundadores, Ana María y Juan Camilo Pérez, y su viaje hasta aquí, ha sido guiado por la valentía y la pasión por lo que hacen.
Tener su propio restaurante en Barcelona, les enseñó cosas. Muchas cosas cosas valiosas que pusieron en práctica al llegar a Bogotá. Una de esas lecciones, es que no quisieron crear un restaurante de moda, sino un lugar arraigado en la comunidad, con la visión de perdurar por muchos años.
Y es que su enfoque es audaz. El establecimiento tiene como objetivo no solo deleitar paladares, sino también promover el bienestar animal y la sostenibilidad en la región. Cada paso se da con el más alto estándar de bienestar animal en mente. Ana María y Juan Camilo creen firmemente en ofrecer alimentos que nutran tanto el cuerpo como el alma, sin comprometer el medio ambiente ni el bienestar de los animales, porque, más que empresarios, se consideran agentes de cambio, comprometidos con el progreso de Colombia y la promoción de una cultura gastronómica que trascienda las fronteras culinarias.
Parte integral de su visión es la gestión de una planta de beneficio de autoconsumo, que garantiza un sacrificio respetuoso, reflejando así su compromiso con la calidad desde el inicio del proceso. Los animales son criados en ciclos de pastoreo semi intensivos y se alimentan de pasto de manera continua, garantizando un rendimiento excepcional en la carne.
Con su emprendimiento, aspiran a crear un espacio donde la comida se convierta en un vehículo para la reflexión, la conversación y la conexión con la cultura y la historia del país.
Ellos, a su vez, personifican la perseverancia y el optimismo en el camino del emprendimiento. A través de múltiples ajustes en su propuesta, han encontrado su voz en la escena gastronómica, ahora abrazando la tranquilidad y la seguridad en su visión. Y, aunque saben que el camino puede ser difícil, confian en que la calidad de su producto y el diseño de su carta para llevarlos hacia el éxito duradero.
Qué comer en De Rivero Bistró
Detrás de la propuesta culinaria hay un crack, el chef Nicolay Bernal, quien tuvo mucho que ver en el enfoque en los sabores colombianos y los productos locales.
Desde palmitos del Putumayo asados, hasta los postres con tubérculos y frutas especiales del páramo, el equipo del restaurante ha buscado expresar la riqueza culinaria del país, a través de un viaje sensorial, donde cada bocado revela texturas, aromas y sabores que celebran la diversidad de la cocina colombiana.
Porque en De Rivero Bistró, el protagonista indiscutible es el producto en sí mismo. Y, además, porque la simplicidad y la excelencia en la ejecución son los pilares de su propuesta gastronómica. Y eso, se agradece.
En definitiva, es una carta cuidadosamente elaborada, en cada detalle, que ofrece una interesante variedad de opciones, como los pastelitos de yuca, los tacos de chinchulín de cerdo, los raviolis de morcilla (son poderosos), el pollo asado del campo, la caldereta de camarón guisado, los crudos de pesca y los platos vegetarianos. Hay para todos.
Pero, indiscutiblemente, las joyas de la corona de De Rivero Bistró son sus cortes premium de cordero Katahdin puro, que lo convierten, hasta donde sabemos, en el único restaurante en Colombia en contar con esta exclusiva oferta. A precios tan razonables, que provoca volver muy seguido.
Como decíamos, este es uno de esos lugares que cautiva, emociona, y sorprende.
Dónde: Carrera 8 No.65A-21
Foto: De Rivero Bistró